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¿Cómo tratar a nuestro amigo y compañero inseparable, el Reloj?

Es difícil hallar otro amigo tan tolerante y desinteresado. Claro que no permite malos tratos, golpes, dejarlos al sol, bajo la lluvia y cosas por el estilo, pero muchos creen que con eso el Reloj tiene que contentarse y marchar indefinidamente bien, como cuando salió de la fábrica. Y esto no es verdad.

Cierto es que así se portan la casi totalidad de los que han tenido el buen gusto de adquirir un buen reloj; cuidan de no lastimarlo, de darle cuerda si fuera preciso, sustituir las baterías cuando se agotan por otras de calidad, y así, años y años, porque el bueno del instrumento de precisión, que es el reloj, sigue dando satisfacciones a su dueño.

Sin embargo, más o menos tarde, acabará por mostrar alguna irregularidad a causa de necesitar que le quiten las impurezas que el polvo, el desgaste y la sequedad de los aceites, han ido acumulando y formando una carrera de obstáculos a su marcha regular.

Estos tropiezos ocurrirán más o menos tarde, según las circunstancias y el uso al que se haya visto sometido por su dueño, no debemos esperar a esto.

Consejos sobre el cuidado del reloj

En primer lugar, no es conveniente abrir el Reloj sin necesidad. Curiosear la máquina es, por lo menos, dar ocasión a que el polvo, la humedad, los agentes exteriores vayan a depositarse donde no sólo estorban, sino que perjudican y a veces más de lo que se piensa, pues interponiéndose en los pivotes y entre los órganos en contacto, producen rozamientos perjudiciales a la marcha y, lo que es mucho peor, a la conservación del pulimento tan meticulosamente procurado por el constructor.

Sin un buen cuidado de la máquina, la vida del reloj se acorta, y aun siendo reparado por un buen relojero, el pulimento se desgasta, y aunque pueda parecer que este desgaste es en mínimas medidas, son suficientes para variar las que con tanto esmero se han tomado al fabricarlo, ya que son calculadas a la centésima de milímetro, y si es un “cronómetro” de los afinados cuidadosamente, sería necesario que la reparación pasara por un “afinador”, el cual, a lo mejor, hallaría mucho más difícil su cometido.

Por muy bien cuidado que esté un buen Reloj, siempre puede darse el caso de que penetre en la máquina, de forma natural, algo del exterior, y, sobre todo, del mismo movimiento de los componentes se produce desgastes, y aunque muy poco, unidos los residuos y los aceites, se forman impurezas que se adhieren a los ejes, dientes, planos del escape, etc.

Como es de esperar, no es conveniente que estas impurezas permanezcan dañando poco a poco el reloj, aunque durante años siga su curso, al parecer normal.

Si de tiempo en tiempo el Reloj se limpia y engrasa, el daño es casi nulo, sale de la limpiezaprácticamente como estaba en su origen y puede subsistir en perfecto estado durante generaciones que así lo cuiden.

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Datos importantes a tener en cuenta sobre tu reloj

Un reloj de pulsera o de bolsillo, bien cuidado, debe limpiarse cada tres o cuatro años a lo sumo, si alguna circunstancia no aconseja hacerlo antes.

Seguramente que esta regla parecerá exagerada a muchos que cuidan bien sus relojes mecánicos y saben, por experiencia, que siguen muchos años sin pararse y andando bien. A éstos es a los que va dirigido particularmente el consejo. Precisamente porque estiman su reloj y lo cuidan, se lo damos preferentemente. Busquen, si, un relojero perito en el oficio, y cada tres o cuatro años que limpie, engrase y ajuste el funcionamiento del Reloj.

Algunas piezas de reloj con alto impulso, realizan cientos de miles de movimientos rotacionales recíprocos por día. En el caso de un reloj de 8 tiempos (Alternancias por segundo), su frecuencia es de 4 Hz., o sea 28.000 Alternancias por hora y 691.200 Alternancias por día.

Una advertencia que acaso convenga hacer a ciertos llamados relojeros

El engrase de un reloj es una cosa muy delicada, tanto más cuanto mejor sea. La mayoría de engrases defectuosos lo son por Exceso de lubricación, y hay órganos que es más seguro dejarlos sin engrase, si se teme exceso, que engrasarlos.

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